martes, 7 de julio de 2009

El síndrome de la clase turista




En estos meses de julio y agosto, que coinciden con el eje principal de las vacaciones en España y en muchos otros países del hemisferio norte, se produce un notable incremento en el número de desplazamientos que utilizan el avión como medio de transporte hasta su lugar de destino vacacional.

Las aerolíneas, para mejorar el rendimiento económico de las operaciones, ofrecen, en la llamada clase turista, un espacio muy reducido en cada asiento vendido, de forma que sus sufridos clientes se ven encajados en un hueco donde sus movimientos están severamente limitados.

En viajes intercontinentales o de larga duración estas condiciones de inmovilidad forzosa aumentan considerablemente el riesgo de sufrir una trombosis venosa, ya que la falta de movimiento durante horas facilita la formación de trombos, estimándose que a partir de cierto momento cada dos horas más de inmovilidad se incrementa en casi un 20% el riesgo de sufrir este accidente vascular.

Este problema que se conoce popularmente como el síndrome de la clase turista afecta actualmente a una entre 6000 personas según indicaciones hechas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS recuerda que este riesgo existe no sólo en viajes intercontinentales de larga duración sino incluso en vuelos de más de cuatro horas, o en vuelos más cortos cuendo se tomen dos o más de ellos seguidos.

El accidente vascular se produce debido a la obstrucción de los vasos sanguíneos ocasionada por un coágulo de sangre que disminuye o bloqua la circulación sanguínea en el órgano afectado.

Puede tener diferentes manifestaciones según el lugar donde el coágulo produzca la obstrucción, no sólo puede ocurrir en los miembros afectados por la presión de la inmovilidad sino que puede desplazarse a través del torrente circulatorio hasta el cerebro, el corazón o los pulmones, donde puede ocasionar daños de diversa consideración.

Se estima que este trastorno tiene una tasa de mortalidad de aproximadamente el 10% de las personas afectadas.

Sin embargo, a día de hoy, no está totalmente clara la relación existente entre los viajes aéreos de larga duración y este tipo de problemas de trombosis venosa, por lo que continúan los estudios médicos para determinar con exactitud la influencia que tienen en los mismos la inmovilidad ocasionada por los vuelos de larga duración.

En diversos estudios se pone de manifiesto que las embarazadas, los ancianos, las personas que ya han sufrido este trastorno anteriormente, las mujeres que están tomando anticonceptivos orales, los enfermos de cáncer, los que han sufrido traumatismos u operaciones quirúrgicas recientemente y las personas con sobrepeso son quienes más frecuentemente sufren las consecuencias de estos accidentes de trombosis asociadas a la inmovidad prolongada en los viajes aéreos.

Los expertos, en cambio, no suelen aconsejar la toma de anticoagulantes durante el viaje, recomendando prevenir estos accidentes mediante la actividad física, como es el hecho de levantarse del asiento con frecuencia, realizar repetidamente movimientos de los pies, beber abundantes líquidos para mantenerse bien hidratados y no tomar bebidas alcohólicas.

Este riesgo de sufrir un accidente tromboembólico no está relacionado con el medio de transporte (el avión, en este caso) más que por el hecho de la inmovilidad en que algunas personas acostumbran a permanecer cuando viajan por este medio.

Por supuesto, el mismo riego se puede sufrir si viajamos en autobús o en automóvil durante largos períodos de tiempo sin movernos del asiento.

Además, no conviene olvidar que la tasa de trombosis venosas producidas por los viajes aéreos es inferior al 2%, por lo que no debemos alarmarnos si tenemos previsto hacer un viaje de larga duración, sino simplemente tomar las medidas necesarias para no estar sometidos a inmovilidad durante largos períodos de tiempo.

Recordemos que no hay síntomas claros que permitan advertir que estamos en riesgo de padecer una trombosis, ya que los efectos que produce normalmente no se manifiestan de forma inmediata; a veces el efecto puede producirse mucho después del periodo de inmovilidad que la genera.

Las personas que ya tengan antecedentes de trombosis es asonsejable que consulten con su médico cuando tengan previsto hacer vuelos de más de cuatro horas de duración, el cual valorará sus antecedentes y le indicará si debe tomar o no anticoagulantes orales antes de iniciar el vuelo.

En general, siguiendo los consejos anteriores es posible disfrutar de un buen viaje en clase turista sin riesgo de sufrir su conocido síndrome.
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