lunes, 19 de agosto de 2013

¿Qué es el síndrome de la clase turista y cómo prevenirlo?

En estos meses de verano, que coinciden con el eje principal de las vacaciones en España y en otros muchos países del mundo, se produce un notable incremento en el número de pasajeros que utilizan el avión como medio de transporte hasta su lugar de destino vacacional.

Las aerolíneas, para mejorar el rendimiento económico de las operaciones, ofrecen, en la llamada clase turista, un espacio muy reducido en cada asiento vendido, de forma que sus pasajeros se ven encajados en un hueco donde sus movimientos están severamente limitados.

En viajes intercontinentales o de larga duración, estas condiciones de inmovilidad forzosa aumentan el riesgo de sufrir una trombosis venosa, ya que, según los cardiólogos, la falta de movimiento durante horas facilita la formación de trombos, estimándose generalmente que a partir de cierto momento cada dos horas más de inmovilidad se incrementa en casi un 20 por ciento el riesgo de sufrir este accidente vascular.

Este problema, que se conoce popularmente como el síndrome de la clase turista, afecta actualmente a una entre 6.000 personas, según indicaciones efectuadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El riesgo de la inmovilidad prolongada


La OMS nos recuerda que este riesgo existe no sólo en viajes transoceánicos de larga duración, sino incluso en vuelos de más de cuatro horas, o en aquellos más cortos cuando se tomen dos o más vuelos seguidos.

Como sabes, el accidente vascular se produce debido a la obstrucción de los vasos sanguíneos ocasionada por un coágulo de sangre que disminuye o bloquea la circulación sanguínea en el órgano afectado.




Este accidente, puede tener diferentes manifestaciones según el lugar donde el coágulo produzca la obstrucción, no sólo puede ocurrir en los miembros afectados por la presión de la inmovilidad sino que puede desplazarse a través del torrente circulatorio hasta el cerebro, el corazón o los pulmones, donde puede ocasionar daños de diversa consideración.

De acuerdo a las estimaciones de algunos especialistas, este trastorno puede ocasionar una tasa de mortalidad de aproximadamente el 10 por ciento de las personas afectadas.

Sin embargo, a día de hoy, no está aún totalmente clara la relación existente entre los viajes aéreos de larga duración y este tipo de problemas relacionados con la trombosis venosa, por lo que prosiguen los estudios médicos para determinar con mayor exactitud la influencia que tienen en los mismos la inmovilidad ocasionada por los vuelos de larga duración.

Grupos de riesgo


En diversos estudios se pone de manifiesto que las embarazadas, los ancianos, las personas que ya han sufrido este trastorno anteriormente, las mujeres que están tomando anticonceptivos orales, los enfermos de cáncer, los que han sufrido traumatismos u operaciones quirúrgicas recientemente y las personas con sobrepeso son quienes más frecuentemente pueden sufrir las consecuencias de estos accidentes de trombosis asociadas a la inmovidad prolongada en los viajes aéreos.

 "Algunos estudios señalan que los viajeros que se sientan junto a la ventanilla tienen un mayor riesgo de sufrir este tipo de accidentes."

Los expertos, en cambio, no suelen aconsejar la toma de anticoagulantes durante el viaje, salvo que el médico del pasajero le haya prescrito un tratamiento profiláctico, recomendando prevenir estos accidentes mediante la actividad física, como es el hecho de levantarse del asiento con frecuencia, realizar repetidamente movimientos de los pies, beber abundantes líquidos para mantenerse bien hidratados y no tomar bebidas alcohólicas.

Este riesgo de sufrir un accidente tromboembólico no está relacionado con el medio de transporte en sí mismo (el avión, en este caso) sino que se deriva del hecho de la inmovilidad en que algunas personas acostumbran a permanecer cuando viajan por este medio.

Por supuesto, el mismo riego se puede sufrir si viajamos en autobús o en automóvil durante largos períodos de tiempo sin movernos del asiento.

Medidas preventivas


Para facilitar la movilidad de los pasajeros que pueden estar más expuestos a sufrir este tipo de accidentes, es conveniente que ocupen asientos de pasillo, ya que algunos estudios señalan que los viajeros que se sientan junto a la ventanilla tienen un mayor riesgo de sufrir este tipo de accidente debido a la inmovilidad.

Durante el viaje es aconsejable levantarse cada hora y efectuar, de vez en cuando, ejercicios con las extremidades cuando se permanece sentado en el asiento.

Sin embargo, no conviene olvidar que la tasa de trombosis venosas producidas por los viajes aéreos es inferior al 2 por ciento, por lo que no hay ningún motivo de alarma si has previsto hacer un viaje de larga duración, sino simplemente es conveniente tomar las medidas necesarias para no estar sometido a inmovilidad durante largos períodos de tiempo.

Recuerda que no hay síntomas claros que permitan advertir que estamos en riesgo de padecer una trombosis, ya que los efectos que produce normalmente no se manifiestan de forma inmediata; a veces el efecto puede producirse mucho después del periodo de inmovilidad que la genera.

Las personas que ya tengan antecedentes de trombosis es aconsejable que consulten con su médico cuando tengan previsto hacer vuelos de más de cuatro o seis horas de duración, el cual valorará sus antecedentes y le indicará si debe tomar medidas preventivas antes de iniciar el vuelo.

En general, siguiendo los consejos anteriores, podrás disfrutar de un buen viaje en clase turista sin riesgo de sufrir su conocido síndrome.

Hoy destacamos de entre quienes compartieron esta información a nuestros seguidores viajeros:
@2305Mary
M@ Angeles López

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@gabygranadillo
María G Granadillo

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jueves, 1 de agosto de 2013

5 consejos para ahorrar en los vuelos de este próximo otoño-invierno

Ahora que muchos viajeros se encuentran inmersos en plena época de vacaciones de verano, es quizá uno de los mejores momentos para comprar los vuelos más baratos por parte de aquellos que disfrutarán de su periodo de descanso en los próximos meses.

Tras los últimos días de agosto y los primeros de septiembre, se abre un periodo en que el precio de los vuelos disminuye de forma notable, de manera que quienes no viajan en julio y agosto, pero van a hacerlo en septiembre u octubre, se encuentran con la oportunidad de ahorrar un dinero sustancial en su viaje.

Fíjate, por ejemplo, en el precio de un vuelo para viajar de Madrid a Nueva York en el mes de agosto. Probablemente, no puedas encontrar ninguno por debajo de los 1.000 euros, un precio caro en comparación con los que es posible obtener fuera de los periodos de elevada demanda.



El mismo vuelo de ida y vuelta, comprado ahora para viajar en septiembre, puedes conseguirlo desde unos 600 euros, y desde poco más de 400 euros si vas a viajar en determinadas fechas del mes de octubre.

Es decir, que si tienes la suerte de poder viajar pasado el periodo central del verano, podrás disfrutar de un vuelo a mitad de precio y destinar el dinero ahorrado a otros aspectos de tu viaje que satisfagan mejor tus expectativas.

Mientras que en estos meses de julio y agosto la masificación hace que el precio de los vuelos y otros servicios turísticos sea elevado, las vacaciones en otoño te proporcionarán mucho más por menos dinero, y encontrarás con facilidad buenos precios para tu vuelo.

Por eso, si has pensado volar en los meses de septiembre, octubre y noviembre, ahora es el mejor momento para hacer la reserva de tus billetes de avión, ya que a medida que se aproxime más la fecha de salida, los precios suelen ir incrementándose de acuerdo con la demanda existente en cada caso.

 "Si piensas volar en septiembre, octubre y noviembre, ahora es el mejor momento para comprar tus billetes de avión."

Para este invierno los precios que puedes encontrar son incluso más baratos, especialmente en el mes de noviembre, entre el 10 y 20 de diciembre y a partir del 8 de enero, con precios bajos muy adecuados, tanto para pasar unos días de vacaciones y practicar turismo de invierno, como para hacer viajes más largos a destinos tropicales o con motivo de visitar a amigos o familiares.

Viajar en estas fechas a destinos lejanos suele ser muy conveniente desde el punto de vista económico, ya que en vuelos cuyo precio, como has visto, puede ser de más de 1.000 euros en verano, puedes ahorrar unos 500 euros o más, eligiendo correctamente las fechas del viaje y el momento de la compra.

Los puntos claves para maximizar el ahorro son:

1. Destino


Elige bien el destino de entre aquellos a los que te gustaría viajar. Incluso en estas fechas de precios bajos, los vuelos a unos destinos son más caros que a otros situados a parecida distancia.

2. Fechas


Escoge las fechas de inicio y regreso del viaje que tengan un mejor precio. Se da frecuentemente el caso de que en un mismo mes el hecho de viajar unos u otros días supone ahorros muy importantes.

3. Días de la semana


En muchos vuelos hacer coincidir la ida y la vuelta con los días centrales de la semana suele ser más barato. Los lunes o viernes son días que en algunos vuelos tienen una mayor demanda por coincidir con viajes de negocios y su precio acostumbra a ser más elevado.

4. Momento de la compra


Determina el momento de la compra de tu vuelo. Salvo escasas ocasiones, comprar los billetes para tu vuelo con mucho adelanto, o dejarlo para última hora, suele suponer pagar más, o incluso mucho más, de lo que hubiera sido posible.

5. Procedimiento de compra


Compra mediante el procedimiento adecuado, en el vendedor más conveniente, siempre después de haber comparado los precios ofrecidos por los diversos vendedores, y comprobado que se trata de un buen precio en relación con la referencia.

De este modo, podrás viajar en estas fechas de la temporada de otoño-invierno a precios mucho más bajos, tanto a destinos nacionales (Canarias, Baleares o lugares del Mediterráneo), como a europeos (París, Londres, Roma o Berlín), o bien a otros más lejanos, tanto del continente americano como de Asia.
Destinos: