viernes, 29 de enero de 2010

Vuelos baratos: el sutil engaño de las ofertas


Distinguir entre lo que es una buena oferta y lo que es una mala oferta envuelta en el maravilloso papel de regalo de un precio imbatible es extremadamente difícil.

Algunos proveedores de vuelos o de paquetes turísticos vuelo más hotel, hacen circular sus ofertas remarcando un precio muy bajo para incitar al usuario a comprar el paquete o vuelo ofertado.

No sólo ocurre esto con agentes españoles, por supuesto que no, las técnicas manipulativas son muy frecuentes en todos los países y se usan de forma generalizada.

Naturalmente, existen agencias de viajes o aerolíneas con planteamientos serios que no utilizan estas argucias de venta para no menoscabar su reputación; en nuestro servicio, orientado al usuario comprador de vuelos baratos, no nos hacemos eco de ninguna oferta de este tipo: todas las que recomendamos han sido previamente comprobadas.

Por eso, comprar siguiendo las ofertas de las aerolíneas o de las agencias de viajes sin mayor análisis es la forma más segura de pagar más de lo necesario por nuestro viaje.

Claro está que estos agentes están en total desacuerdo con lo que estoy diciendo; para ellos, como maestros en el arte de pedir y parecer que están dando, sus ofertas son maravillosas y constituyen verdaderas ventajas para sus clientes.

Sin embargo, la realidad es que la brecha entre lo que la gente cree y el precio que finalmente pagará es bastante grande.

Para comprobar estas afirmaciones podemos tomar en esta ocasión cualquier oferta, de las que circulan en Twitter y que a los usuarios les parezcan buenas ofertas.

“RT @KAYAK: $599+ 4-night Paris escape w/air through February http://bit.ly/6pOPOV#KAYAKdeals –brian /Great!!”

A un twittero le parece magnífica esta oferta para ir a París en febrero, así que a pesar de que no sé de momento desde donde tendremos que salir, creo que voy a aprovecharla para pasar unos días en París, con mi mujer, ya que ella no me deja que vaya a tan romántica ciudad con mi secretaria.

Total, por 599 dólares, es decir unos 1200 por los dos, puedo quedar como un señor.

Así que hago clic en el enlace que me transfiere a la página de un metabuscador donde aparece anunciada la oferta en los siguientes términos:

“Paris Vacation in 2010 for 4 Nights w/Flights Eiffel Tower, Louvre, Notre Dame Cathedral await Travel Dates: 1/11-2/24 (other dates available) Paris, France”.

El precio es el susodicho de 599 dólares, de modo que sigo adelante haciendo también clic en el nuevo enlace que se incluye.

Ahora esto me sitúa en un nuevo sitio web en el cual aparece una lista de opciones donde el esperado precio ha desaparecido sin ninguna explicación.

El paquete más barato ahora tiene un precio de 629 dólares, así que como sólo son 30 dólares más caro podemos aceptarlo:

“Timhotel Saint Georges (Standard) The following dates are not available for this hotel: 1/21/2010 – 1/26/2010, 2/4/2010 – 2/12/2010, Budget Paris $629″.

Aquí ya nos dicen que si no queremos incurrir en recargos tendremos que salir desde Nueva York, si lo hacemos desde otros puntos de EE.UU. deberemos pagar un recargo de hasta… ¡400 dólares!

Acepto salir desde Nueva York y me digo que lo malo de no ser neoyorquino es que no puedo aprovechar bien esta oferta.

No obstante, continúo la contratación de la misma, pero al ir a pagar me encuentro con un nuevo recargo del que no se había hablado en ningún momento en la oferta:

“Mon, Jan 18 AirTaxes, Fees and Surcharges Double 2 0 $170.00-$340.00. Total: $1,598.00″.

Así que nuestro viaje que, en principio me iba a costar menos de 1200 dólares, se nos pondrá en casi 1.600 dólares, es decir, 800 dólares por persona y no los 599 anunciados.

La ocultación de tasas, gastos de gestión y otros recargos hasta el momento de pagar es una técnica muy corriente, para que el comprador piense que está comprando un producto barato.

Claro que en los mercados españoles hacemos de esta técnica virtud y por esta vía podemos duplicar sin empacho el precio inicialmente ofertado.

Y lo mejor de todo es que aún hay muchos seguidores de las ofertas comerciales y fieles creyentes en las mismas, para quienes los precios anunciados son la ley, en lugar de ser muchas veces un puro reclamo publicitario muy alejado del precio real.

Para ellos, si un paquete turístico les ha sido ofertado por 300 euros, ya siempre les resultará una buena oferta, aunque, finalmente, terminen pagando por el mismo 600 euros.

Y es que no siempre debemos fiarnos de lo que nos dicen, especialmente si se trata de una oferta y es el propio vendedor el que nos la recomienda.

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