En realidad, no puede ser de otra manera, ya que este movimiento, generado inicialmente por las compañías denominadas “low cost”, tiene necesariamente que propagarse a las aerolíneas consideradas como tradicionales.
El objetivo no es otro que el de subir el precio de las tarifas aumentando considerablemente sus ingresos, sin que el pasajero pueda percibir este aumento claramente al estar fraccionado en pequeños pagos o recargos adicionales que son considerados como opcionales (incluso aunque algunos no lo sean).
De esta forma pueden seguir publicándose tarifas cada vez más bajas que sean atractivas a los clientes, muchos de los cuales piensan que comprenden los mismos servicios de siempre, y en cambio recaudar en cada operación como si se hubiese cobrado a cada pasajero una tarifa cara, debido a los recargos opcionales que una mayoría de ellos han tenido que pagar.
Si se recuerda, muchas de las compañías aéreas tradicionales manifestó al principio de este movimiento que no iba a entrar en esa dinámica, pero obviamente, como ya advertimos aquí, esto iba a ser muy difícil de cumplir, por no decir imposible, ya que el desglose de tarifas, si no media alguna circunstancia que ahora no alcanzo a ver, se generalizará a la mayoría de compañías “low cost” y tradicionales, como única solución para mantener los clientes y reforzar los ingresos.
Mi teoría es que todo aquello que pueda ser percibido como un beneficio por el pasajero a la hora de ser transportado por su compañía aérea, ésta lo va a volorar e incorporar como un ítem más al desglose de tarifas para ser aplicado a los pasajeros en los casos que corresponda.
Ya en el último artículo les hablaba de como algunas de estas comodidades, como la de reservar el vuelo para el día siguiente, ir y volver a una hora que permita un mejor aprovechamiento del tiempo, o hacer vuelos sin escalas, hace que los precios sean más caros o incluso mucho más caros, debido a las ventajas adicionales que estas opciones representan.
Hoy nos enteremos de que Air Europa, plenamente incorporada al desglose de tarifas, va a cobrar también un recargo (técnicamente denominado suplemento) por ocupar los asientos situados en las salidas de emergencia que, naturalmente, disponen de un mayor espacio y ofrecen mejor comodidad al pasajero.
En vuelo dentro de la Península Ibérica la aerolínea cobra un suplemento de 10 euros por ocupar uno de esos asientos “XL” (talla grande, vamos), mientras que si el desplazamiento es de medio recorrido (Canarias, Europa y África) se aplicará un recargo de 20 euros, llegando a los 50 si se trata de vuelos intercontinentales.
¿Piensa usted que éste es un hecho puntual referido a esta aerolínea?
En absoluto: ya otras compañías aéreas americanas y de otras partes del mundo le precedieron, y es casi normal que se paguen hasta 100 euros más por ocupar uno de esos asientos de emergencia que permitan al pasajero ir más cómodo en un vuelo de largo recorrido.
Y es que ahora todo se valora y se paga; así que conceptos que hace poco tiempo no se consideraban, ahora se han convertido en una valiosa fuente de ingresos para las aerolíneas… y de encarecimiento para los pasajeros.
El objetivo para las compañías es que el pasajero no sepa realmente cuanto paga en total por su vuelo, sino que se quede sólo con la idea de la tarifa inicial, que ya se encargan de que sea cada vez más barata a medida que los conceptos del desglose de precios se multiplican y se aumentan los beneficios percibidos por esta vía.
El hecho de que los pasajeros asocien estas pácticas a compañías “low cost” hace que muchos crean que volar con estas compañías resulta más barato.
Debido a estas ventajas para las empresas aéreas, el sistema será sin duda adoptado por la mayoría de ellas lo antes posible.
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