miércoles, 18 de mayo de 2011

Cómo evolucionará el precio de los vuelos



En general, las aerolíneas habían situado el listón de sus expectativas de recuperación económica para este año 2011 más alto del que quizá puedan finalmente lograr.

Aunque se observa cierta recuperación a decir de los expertos, sobre todo en el crecimiento de los vuelos de la clase ejecutiva, que es el segmento que mayores beneficios reporta a las compañías aéreas, el alza en el precio de los combustibles en los últimos meses parece que se erige como un formidable enemigo que amenaza con echar a perder una buena parte de los beneficios previstos con que contaban las compañías aéreas.

En Europa, la mala situación económica, actúa además como una dificultad añadida para las aerolíneas de su entorno operativo, ya que el mercado de la clase turista demanda cada vez vuelos más económicos, donde el rendimiento para las aerolíneas es más reducido, cuando no mínimo.

La escandinava SAS declaró pérdidas en este pasado trimestre, y lo mismo la británica easyJet, en tanto que la estadounidense US Airways duplicó sus pérdidas y la española Vueling cuadruplicó las pérdidas en este primer trimestre del año en curso.

Desde luego, otras muchas aerolíneas del mundo se han encontrado con este panorama negativo en los primeros meses de 2011, aunque confían en revertir la situación y mejorar los resultados a partir del segundo semestre.

Las compañías aéreas achacan los malos resultados de los últimos meses al encarecimiento en el precio del petróleo, que tras un ligero abaratamiento días atrás, el precio ha vuelto a situarse este lunes a 112,90 dólares el barril de Brent.

Por supuesto, se desconoce a ciencia cierta la evolución del precio del petróleo en los próximos meses, pero las previsiones no descartan un aumento del mismo en el horizonte cercano, lo que añade nueva incertidumbre y preocupación sobre la recuperación de la salud económica de las aerolíneas.

Pero no solo los beneficios de las líneas aéreas se resienten con el encarecimiento de los combustibles, sino que también el bolsillo de los pasajeros se ve perjudicado al subir el precio de los vuelos cuando los maltrechos resultados de las aerolíneas no pueden absorber el alto costo generado, y éste tiene que ser repercutido a la tarifa de los pasajes.

Es cierto que las compañías aéreas suelen aplicar políticas de cobertura que les permiten afrontar las elevaciones puntuales en el precio del combustible, pero esto también tiene inconvenientes y si el encarecimiento persiste, la elevación de sus gastos es finalmente inevitable.

Los costos operativos derivados del precio del combustible suelen oscilar entre el 20 y el 40 por ciento de los totales que soportan las aerolíneas y, en situación de competencia eficaz, puede no resultar fácil trasladar al menos una parte a la tarifa, por lo que la supervivencia de algunas aerolíneas podría estar comprometida si la situación de encarecimiento persiste.

Ahora bien, si el elevado precio del petróleo hace que el gasto para aerolíneas se dispare, y éste no puede ser repercutido en su totalidad o en parte al precio de los vuelos, las aerolíneas reducirán la oferta para ahorrar costos, con lo que si la demanda se mantiene los precios suben naturalmente.

Cada vez que usted oiga que una compañía aérea ha aumentado su nivel de ocupación, esto significa que tiene una motivación menor para lanzar ofertas de vuelos a bajo precio, al margen de lo que diga en su publicidad, ya que las ofertas se hacen para atraer a más pasajeros con el fin de llenar los asientos vacíos de los aviones.

Operando con aviones más pequeños o suprimiendo frecuencias de las rutas, las plazas disponibles se llenan con más facilidad y aplicar las ofertas para completarlas se torna menos necesario.

Si el precio de los combustibles sube, las compañías aéreas olvidan sus planes de crecimiento, abandonan rutas no rentables y se centran en la reducción de los costos que controlan, ya que el de los combustibles escapa a su control.

La persistencia del precio elevado en los combustibles fósiles puede ser un elemento letal para la vida de las compañías de bajo costo, que podrían verse abocadas a reconvertirse o desaparecer.

Con los precios bajos en los combustibles, en cambio, la operatividad de las “low cost” mejora en relación a las compañías tradicionales, donde los costos estructurales aumentarían su relevancia respecto a los del combustible, limitando su competitividad.

Las compañías aéreas, sometidas a la presión generada por el gasto creciente en su capítulo de combustibles, tratarán de repercutir una parte del mismo a los precios de los vuelos en la medida que la competencia lo permita.

En España, la mayoría de las aerolíneas ha admitido incrementos en sus tarifas por estas causas, e igualmente en otros países o en Estados Unidos donde ya han subido el precio siete veces en lo que va de año, según han señalado expertos del sector.

¿Continuarán las subidas de los precios de los vuelos en los próximos meses?

Todo parece indicar que así será, pero depende de la evolución de los precios de los combustibles y de la recuperación de la demanda.

A pesar de este panorama poco halagüeño para la cartera del pasajero, hay que señalar que siempre hay un cierto nivel de ofertas a precios bajos o moderados, con las cuales las compañías aéreas tratan de llenar los asientos que muchas veces no se llegan a ocupar en los vuelos, disminuyendo la rentabilidad de la operación.

Esos asientos tratan de llenarlos con pasajeros sensibles al precio, es decir, aquellos que si obtienen su pasaje a un ciento precio lo comprarán y volarán, y si lo encuentran caro no lo harán: se desplazarán en un medio alternativo o simplemente no viajarán.

Por eso aunque la evolución del precio medio de los vuelos vaya en aumento, es perfectamente posible encontrar ofertas a precios sorprendentemente bajos, pero cuya duración es muy reducida y por lo tanto pocos pasajeros podrán adquirir su asiento a ese precio.

Además, estas ofertas suelen concentrarse en ciertas rutas, o sólo en determinadas fechas, y al haber muchos potenciales compradores a la espera de un precio bajo, sólo aquéllos que sepan identificar una buena oferta y reservar sus pasajes en el acto podrán acceder a un precio mucho más bajo que el de la tarifa media de ese vuelo.

Para la aerolínea, este procedimiento tiene la ventaja de poder mejorar la ocupación y por tanto la rentabilidad de una operación, que de otro modo hubiera tenido que efectuarse con un mayor número de asientos vacíos y menor rendimiento económico.

Para el pasajero que quiera conseguir vuelos baratos esta tendencia de los precios tiene una parte difícil y otra reconfortante.

La difícil es que para lograr un buen precio se necesita conocer de antemano cual podría ser éste para poder identificarlo en el acto, además de que puede resultar frustrante el trabajo y el tiempo que habrá que dedicar para obtener una buena oferta.

La reconfortante es que si lo consigue, usted podrá ir sentado en el avión al lado de alguien que posiblemente pagó el doble que usted por su vuelo, y ello le compensará por el trabajo dedicado.

Conviene también hacer una reflexión final sobre los intereses de los diversos agentes que intervienen.

Los pasajeros quisieran obtener rápida y cómodamente vuelos muy baratos desde el aeropuerto más cercano a su domicilio a cualquier destino nacional o internacional.

Las autoridades quieren que cada vez haya más y mejores instalaciones aeroportuarias, con más rutas y mayores frecuencias, incluso en aeropuertos locales de escasa demanda, para desarrollar sus regiones y atraer al turismo.

Las líneas aéreas no quieren oír ni hablar de rutas que consideran no rentables y que les mermarían las escasas utilidades que vienen obteniendo.

¿Podrá solucionarse este problema?
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