sábado, 22 de septiembre de 2012

¿Previsor o improvisado? Cómo conseguir comprar vuelos más baratos

Ahora que ya terminaron o están a punto de terminar las vacaciones de verano para muchos de nosotros es quizá el momento más adecuado para plantearse cuándo reservar nuestro vuelo para viajar en el próximo puente festivo o periodo de descanso.

Hace unos días me preguntaban si se puede obtener alguna ventaja, en el sentido de conseguir un mejor precio, reservando ya el vuelo para las vacaciones del próximo mes de agosto, del año que viene, naturalmente.

Aunque parezca una anticipación exagerada, a once meses vista, hay viajeros que ya indagan e incluso reservan sus vuelos para disfrutar de las próximas vacaciones de verano.

Desde luego, no puede decirse que no sean personas previsoras, pero cuando falta tanto tiempo para la salida del vuelo aumentan las posibilidades de que nos surjan cuestiones imprevistas que nos impidan disfrutar del mismo en la fecha determinada.





Es decir, que a falta de más de cuatro o cinco meses para el viaje puede suceder de todo... ¡incluso que baje el precio del vuelo que tan cuidadosamente habíamos reservado!

En este caso, parece que el hecho de ser muy previsor no aporta una ventaja para poder obtener nuestro vuelo a un mejor precio, antes al contrario: es más probable que obtengamos un precio más alto y aumentemos el riesgo de que algún imprevisto altere nuestros planes de viaje.

¿Significa esto que obtendremos mejores resultados si dejamos nuestra decisión de compra para el último momento?

Seguramente tampoco, ya que cuando faltan escasos días para la salida del vuelo los precios acostumbran a ser más elevados, pues los transportistas aéreos suelen considerar que en estos casos es frecuente que viajen hombres de negocios a quienes les ha surgido una necesidad o personas que tienen que viajar de forma inmediata por un imprevisto, y que por ese motivo están dispuestos a pagar un precio más alto por su vuelo.

En general, unos tres o cuatro meses de antelación es el tiempo más adecuado y con mayores probabilidades de obtener un vuelo a un precio razonable o decididamente barato.

Así, por ejemplo, si tenemos previsto viajar este mes de diciembre aprovechando las fiestas de Navidad y Año Nuevo, de aquí a finales de septiembre puede ser un momento muy adecuado para reservar nuestro vuelo.

Dejarlo para última hora o adelantarse demasiado, no parece ser, salvo algunas excepciones, el mejor procedimiento para comprar a buen precio los billetes de nuestro próximo viaje: en este caso, como en otros aspectos de la vida, en un término medio suele estar la virtud.

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