lunes, 30 de septiembre de 2013

Ryanair: la compañía que ahora quiere ser amable con los pasajeros

La compañía aérea Ryanair, que habitualmente se caracteriza por no prestar atención a las necesidades de sus pasajeros, desestimando cuantas reclamaciones o quejas presentan, podría estar reconsiderando esta actitud ante el deterioro de su cuenta de resultados.

La rigidez de las políticas que aplica a sus clientes, y la falta de consideración para con las necesidades que estos le manifiestan parece que finalmente está haciendo mella en los resultados que viene obteniendo en los últimos tiempos, lo que ha desatado el nerviosismo de sus inversores que ven como potenciales clientes dan la espalda a la compañía, negándose a viajar con ella.

Así, según explica su consejero delegado, Michael O’Leary, en unas declaraciones recogidas por “The Irish Times”, parece que la compañía podría considerar de cara al año próximo la eliminación de algunas prácticas que aplican rígidamente a los pasajeros, sin tomar en cuenta ninguna otra consideración, como ocurre en los casos en el equipaje del cliente excede unos pocos milímetros del permitido por las políticas de la empresa.

Viajeros enojados


Esto, ha reconocido, produce la exasperación de los viajeros, que se ven obligados a pagar recargos, a veces de un importe elevado, por mínimas diferencias con las normas establecidas en las políticas que mantiene en su contrato de transporte.




Estas y otras incomodidades añadidas que sufren los pasajeros de la compañía irlandesa y que, según ha reconocido el directivo, su eliminación produciría un mínimo costo para la aerolínea, podrían estar socavando las ventas de billetes.

El deterioro en los resultados de la aerolínea podría además incrementarse en el futuro, haciendo que cada vez un mayor número de viajeros decidan volar con alguno de sus competidores, ya que las diferencias de precio con estos se van reduciendo, lo que disminuye el aliciente que los pasajeros encuentran para viajar con esta compañía.

Rigidez y desatención


Con diferencias de precios muy acusadas, los viajeros quizá aceptaban prácticas abusivas como denegaciones de embarque por sobreventa sin compensación al respecto, retrasos en sus vuelos por motivos diversos sin ser informados ni dispensarles de la atención debida, y otras se similar tenor; pero ahora cuando la competencia de la aerolínea irlandesa ofrece algunos de sus destinos a precios similares o a veces inferiores, con aplicación de políticas menos restrictivas, el pasajero empieza a considerar seriamente estas opciones, descartando los vuelos que ofrece la aerolínea irlandesa.

Además, como es ampliamente conocido, los pasajeros frustrados que habían sufrido una mala experiencia en sus viajes con Ryanair volcaban toda su desesperación en las redes sociales, recomendando enfáticamente a sus seguidores y amigos que no hicieran uso de los servicios de la operadora capitaneada por Michael O’Leary.

Esto ha ido generando lenta, pero inexorablemente, una mala reputación para la compañía, y aunque la publicidad añadida y gratuita que generaba la controversia parecía incrementar el caudal de viajeros de la aerolínea, finalmente parece ser que ha llegado el punto de inflexión, al aumentar el número de pasajeros que considera otras opciones, también de bajo o moderado precio, para llegar a sus destinos, en detrimento de Ryanair.

Este cambio de tendencia parece que comienza a influir de forma significativa en donde la compañía aérea es más sensible y siempre ha centrado toda su atención: en sus resultados económicos.

Un futuro difícil


Debido a estos indicios de futuro nada halagüeños, el directivo puede haber asumido ya la necesidad de recular en su política de trato prepotente hacia los usuarios de su compañía para presentar una cara más amable, flexibilizando la aplicación de sus condiciones de transporte, al menos en aquellos extremos que no supongan una carga económica relevante para la empresa.

 "Ryanair estudia aplicar una mejor comunicación, así como políticas más flexibles que no exasperen a sus pasajeros."

Ahora, el responsable de la compañía parece sentir ya la impotencia de no poder hacer crecer, o al menos mantener, los buenos resultados económicos que Ryanair necesita, muy similar, sin duda, a la que debieron experimentar los pasajeros que quedaron sentados junto a su equipaje cuando se cerró el embarque de su vuelo y la compañía aérea no les permitió subir a bordo, dándoles la espalda.

Según parece, el directivo ha reconocido que la actitud soberbia y el trato prepotente y machista no es aceptable hoy en día en ningún caso, cosa por demás evidente, ya que ello hace indignos a las personas y empresas que lo aplican, máxime si se trata de pasajeros que, por lo general, poco o nada pueden hacer para defenderse eficazmente ante quien tiene un poder y unos medios desproporcionadamente superiores a los suyos.

Políticas orientadas al pasajero


Por eso, pueden darse por bienvenidas las declaraciones en el sentido de reconocer que algunos extremos de las políticas que aplica la compañía no son adecuadas ni aceptables actualmente; el reconocimiento del error por parte del señor O’Leary le honra como persona, pero solo si, en efecto, van seguidas de las acciones correctoras que son de esperar.

De ser así, nos encontramos ante una buena noticia, sobre todo para quienes viajan habitualmente con la aerolínea irlandesa, ya que tanto los pasajeros como la compañía aérea pueden resultar beneficiados con la simple medida de hacer más fácil y flexible la comunicación e interacción entre ambos.

Supuesto esto, solo cabe esperar para ver el resultado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Destinos: