sábado, 31 de octubre de 2009

La obsesión por el bajo costo puede afectar a la seguridad de los vuelos




La crisis que continúa afectando al sector aéreo trae de cabeza a los directivos de las compañías de aviación, que amplían más y más la lista de gastos recortables para poder dejar atrás lo antes posible el sombrío pozo de las pérdidas.

No es tarea fácil en absoluto, pues si bien el capítulo salarial de los empleados de vuelo admitiría al menos su congelación dado que sus sueldos no son precisamente exiguos, es, a su vez, lo que mayor conflictividad produce, como fácilmente puede intuirse.

Este es el motivo por el que Iberia sufre estos días una huelga del personal de cabina que está produciendo molestias, retrasos y cancelaciones en gran número de usuarios.

Esta aerolínea, como otras, sufre fuertemente los efectos de la crisis, y, finalmente, tendrá que encontrar un nuevo equilibrio en una reducción de gastos que la sitúe en el mercado con garantías de continuidad.

Además de la crisis general, está la demanda creciente de vuelos baratos por parte de los usuarios, derivada de la menor disponibilidad económica de éstos y del interés en seguir usando este servicio aun con menos prestaciones de las que ofrecían hasta ahora las aerolíneas tradicionales.

Ya en Estados Unidos se está observando como esta política de recorte de gastos a gran escala está haciendo que muchas aerolíneas ofrezcan sueldos de tal forma bajos para los baremos actuales que sólo llegan a aceptar pilotos, que al carecer de experiencia, no están en disposición de acceder a una mejor remuneración.

Las pequeñas aerolíneas, incluídas algunas europeas, ocupan personal sin experiencia para pilotar sus aviones, lo que puede suponer un riesgo importante para la seguridad del vuelo en caso de presentarse algún contratiempo imprevisto y que por falta de la necesaria experiencia y horas de vuelo no se sepa solucionar adecuadamente, con el riesgo que ello pueda comportar.

El peligro de considerar el avión como un mero autobús aéreo, dejando su manejo en manos de personal que aun contando con los requisitos legales para pilotarlo, carezca de una amplia formación profesional, puede llevar a una degradación en los niveles de seguridad que son deseables en el transporte de pasajeros por vía aérea.

Y ya no sólo la cultura del bajo costo puede afectar a los pilotos sino también a los controladores aéreos, pieza fundamental en la seguridad de los vuelos.

Para fomentar la competitividad y pagar remuneraciones más bajas, el aeropuerto de Castellón tiene previsto contratar a controladores de otros países, aunque considerando que tengan la formación exigida por las normas y se garantice la seguridad, obteniendo al mismo tiempo un ahorro en los costos de este servicio.

Realmente pensamos que si efectivamente la máxima seguridad posible se obtuviera con profesionales de bajo costo y experiencia, bueno sería ese ahorro, pero nos tememos que aparte de la formación académica reglamentaria que se supone de antemano que tendrán estos nuevos profesionales contratados para la era del low cost, la experiencia dilatada en estos trabajos influye mucho más en la seguridad real.

Es decir que vamos encaminados a una seguridad reglamentaria, de low cost, pero legal, con todas las normas cumpliéndose escrupulosamente, pero con profesionales de escasa experiencia y bajo salario que tratarán de aplicar los procedimintos del manual recién aprendido a una situación excepcional de peligro que pueda producirse en un vuelo.

Aunque respetamos y confiamos en los pilotos o controladores de bajo salario, no creo que el procedimiento del manual nos haga superar un riesgo serio que eventualmente pudiera presentarse con iguales garantías que si el profesional que lo enfrenta tuviese años de experiencia en su trabajo.

No digo que las normas establecidas no sean importantes para prevenir o resolver riesgos, pero no me imagino que ante un imprevisto pueda sacarse el manual de procedimiento y ver qué hay que hacer en ese caso.

Y es que me inclino a pensar que cuando el piloto del Airbus A320 que con 155 personas tuvo que aterrizar en el río Hudson de Nueva York, tras ser impactado por una bandada de pájaros, sin que nadie resultase herido, lo hizo sin estudiar en ese momento el procedimiento que el manual sugería para tan arriesgada maniobra, sino únicamente guiado por su experiencia y conocimientos de su trabajo.

La veteranía es un componente importante en el mantenimiento de la seguridad real, pero los sueldos low cost de los profesionales sin experiencia sólo puede proporcionarnos una seguridad reglamentaria.

Claro que tratándose de vuelos de bajo costo, también la seguridad se entiende que es de bajo costo, eso sí, cumpliendo todos los reglamentos y normas establecidas.

Las obsesiones por ahorrar sistemáticamente sea en lo que sea no siempre dan buenos resultados.

Espero que esta vez me equivoque.

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