miércoles, 4 de noviembre de 2009

El desglose de tarifas oculta el precio de los vuelos baratos




Ya habíamos hablado anteriormente sobre el hecho de que la moda de cobrar no sólo por llevar una maleta, sino por muchos otros pequeños conceptos, terminaría por generalizarse.

Las aerolíneas denominadas tradicionales siguen en pérdidas con la mirada puesta en 2010, donde el alivio económico sólo servirá para aligerar los números rojos, no para que las compañías entren en el camino de los beneficios.

En este largo recorrido hacia la recuperación económica, donde hablar de subida de precios en los vuelos, inmersos como estamos en la cultura establecida de vuelos baratos, sería un verdadero suicidio, al alejar a los pasajeros de las aerolíneas convencionales arrojándolos definitivamente en los brazos de las de bajo coste.

Es evidente que los vuelos serán cada vez más caros, al menos hasta que la demanda se recupere, ya que a pesar de las reestructuraciones, muchas aerolíneas siguen sobredimensionadas con relación a las necesidades del momento, y lo mismo se puede decir de los aeropuertos, cuyas cargas estructurales son parecidas aunque sean utilizados por menos pasajeros.

Ya algunos aeropuertos están subiendo sus tasas aeroportuarias para 2010, pues está claro que si tienen menos tráfico cada pasajero tendrá que pagar más por utilizar sus instalaciones.

Como ejemplo, ahí tenemos la queja de las aerolíneas europeas ante la subida de tasas en Polonia, y advierten que los viajeros no tendrán más remedio que volar menos o pagar más.

Así las cosas, ya las aerolíneas desligan el precio del vuelo que venden a sus clientes de las tasas para que quede claro desde el principio quien es el malo de la película.

Para que la tarifa quede lo más adelgazada posible, y, así en contraste con las tasas, parezca un vuelo muy barato, se echa mano del desglose de tarifas.

Este mecanismo consiste en relacionar y cobrar aparte de la tarifa toda una serie de conceptos que las aerolíneas saben que usan un elevado porcentaje de pasajeros y que hasta ahora se cobraban incluidos en la propia tarifa del vuelo.

De esta forma se convierten en operaciones altamente rentables en sí mismas, transformando un vuelo vendido como muy barato en un vuelo de precio normal o caro, sin que el cliente se dé apenas cuenta de ello.

Algunas aerolíneas no publican todavía una relación pormenorizada de los recargos de las tarifas, llamados por ellas eufemísticamente suplementos o tasas.

Algunas otras ya lo van haciendo: por ejemplo, en la web de Wizzair podemos ver una exhaustiva relación de recargos.

Veamos algunos de ellos.
  • Reservar con tarjeta de crédito o transferencia bancaria entre 2,5 y 5 euros. No vemos otra forma de pago, por lo que este recargo es inevitable
  • Si optamos por reservar telefónicamente entonces tendremos que pagar un recargo de 10 euros.
  • Reservando telefónicamente u online tendremos que añadir otro recargo de 10 euros por cada bulto de nuestro equipaje que transportemos.
  • Si facturamos al llegar al aeropuerto en lugar de los 10 euros tendremos que añadir 20 euros por cada bulto.
  • Facturar el exceso de equipaje online o vía telefónca nos costará otro recargo de entre 5 y 200 euros, según el peso transportado, mientras que si lo facturamos en el aeropuerto habremos de sumar 15 euros por kilogramo de más.
  • Si llevamos un equipo deportivo habremos de pagar además entre 30 y 40 euros más, según donde facturemos.
  • Si llevamos un bebé, nuevo recargo de 25 euros a añadir, en este caso podemos pagar el recargo en el mismo aeropuerto.
  • El recargo de cambio es de 30 a 45 euros, pero si lo que hay que cambiar es el mombre nos costará un poco más: entre 40 y 60 euros.
  • El embarque prioritario en autobús nos costará añadir un nuevo recargo de entre 2,50 y 5 euros, mientras que si del embarque prioritario en el avión se trata entonces tendremos que desembolsar entre 4 y 8 euros más.
  • Si queremos espacio extra tendremos que pagar entre 5 y 10 euros más de recargo.
  • Además nos dicen que la tasa de cancelación por vuelo y pasajero es de 60 euros y la tarifa por protección de asiento es de 80 euros, así que esperamos no hacer uso de estos conceptos para no salir descalabrados, económicamente hablando, se entiende.
  • Y, finalmente, los traslados en autobús hasta o desde las ciudades al aeropueto nos supone otro recargo más de hasta unos 35 euros, según ciudad de destino y lejanía del aeropuerto, por ejemplo a Barcelona nos costaría 34 euros más.
A la luz del desglose de tarifas, podremos seguir hablando de vuelos baratos que no lo son, pero lo parecen, y todos quedaremos contentos: las aerolíneas porque conseguirán atraer a nuevos clientes y que aparezcan sus tarifas en los primeros puestos de los buscadores, y los clientes porque pagarán tarifas muy bajas y podrán elegir los conceptos extras que deseen en esta nueva era del low cost.

Y, fíjese que para colmo, siempre habrá alguien (muy pocos, claro) que conseguirán volar por sólo 3 euros hasta Londres, para contar maravillas de la aerolínea low cost a sus amigos (santa publicidad gratuita), claro que para hacerlo tendrán que llegar desde el aeropuerto hasta Londres a pie para no incurrir en recargos, pero, total... ¡como tampoco llevan maletas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Destinos: