martes, 29 de diciembre de 2009

Los riesgos de comprar de buena fe




La quiebra de Air Comet, ha dejado a muchas personas que habían comprado sus billetes para viajar los próximos meses, sin vuelos y con su dinero perdido, o, al menos, inmerso en un proceso de difícil recuperación.

Por los lugares a los que volaba esta compañía aérea ahora cerrada, principalmente a países latinoamericanos, muchos de los afectados son residentes en España que tenían previsto viajar hasta sus países de origen para reunirse con sus familiares, o bien ciudadanos de aquellos países que pensaban visitar España con parecido fin.

Para muchas de estas personas el importe de su billete para volar no es algo baladí, y menos ahora, en las condiciones en que se encuentra la economía mundial.

Y, sin embargo, llama la atención que cientos o miles de personas compren sus vuelos, incluso hasta dos días antes de cerrar, sabiendo las condiciones económicas en que se encontraba la compañía aérea, y el proceso de huelga de sus trabajadores en que estaba sumida, haciendo presentir, fuera de toda duda, que su fin estaba próximo.

Puede ser que quizá sus precios fueran algo más baratos, pero esto objetivamente no está comprobado, más allá de la publicidad de la aerolínea acerca de sus precios congelados, publicidad de similar tenor a la de los vuelos a 1 euro de la irlandesa Ryanair.

Con los datos que hemos recopilado hasta la fecha, no estamos en condiciones de asegurar qué porcentaje de vuelos eran más baratos en Air Comet que en sus competidoras, y qué porcentaje eran similares o más caros, pero podría sorprendernos saber que la diferencia era mínima.

No obstante, muchas creencias, aunque irracionales, tienen un gran poder motivador, y de esta forma muchos pasajeros compraron sus vuelos a la aerolínea quebrada en el convencimiento de que era más barato hacerlo así.

Esta semana hemos recibido una gran cantidad de email y consultas por parte de afectados del cierre de Air Comet preguntando sobre qué podía hacerse al respecto.

Pero particularmente me ha llamado la atención el hecho de que un porcentaje muy elevado de estas personas se lamentase de que le hubiera sobrevenido este problema por comprar el vuelo más barato.

Esto me lleva a pensar que una mayoría de los comunicantes creía sinceramente que había comprado el vuelo más barato, y también que asumían que, seguramente, esa era la causa de lo sucedido.

Posiblemente la agencia de viajes o la web de la aerolínea les había informado de que eso era así y lo habían dado por bueno sin más consideraciones.

Los riesgos de creer lo que nos dicen sin someterlo a análisis minuciosos son pavorosos y una evidente materialización de los mismos podemos verla en este caso.

Es cierto, y así nos consta por haberlo comprobado, que algunas agencias recomendaron antes del cierre de Air Comet que no se compraran los vuelos a dicha aerolínea, pero pensamos que fueron una minoría muy pequeña las que así lo hicieron.

La mayoría no facilitaron esta información a sus clientes, ni en las agencias de viajes tradicionales ni en las ventas que se hicieron por Internet.

Nosotros mismos preguntamos en varias agencias de viajes físicas a primeros de diciembre, con los empleados de la aerolínea en huelga, simulando estar interesados en un vuelo de Madrid a Buenos Aires para el mes de febrero, y la respuesta mayoritaria fue que para febrero no habría problemas pues la compañía había sido vendida y en unos días la situación se habría normalizado.

La conclusión que sacamos es que lo que se deseaba era hacer la venta, sin mayor preocupación por los intereses del cliente.

Y como si esto fuera poco, hoy mismo vemos como los medios de comunicación dicen a los afectados que Iberia ha puesto a la venta billetes de sólo ida con tarifas especiales de 500 a 700 euros para ayudarles a llegar a sus destinos ahorrando un 25%, cuando esas tarifas son las que normalmente se están cobrando en esas fechas del año para billetes, no sólo de ida, sino de ida y vuelta.

Así, en este caso, los medios de comunicación, meros repetidores de los comunicados de las aerolíneas, sin análisis ni comprobación periodística, se convierten en altavoces publicitarios de éstas para transformar en noticia lo que simplemente es propaganda, cuando no una tomadura de pelo.


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