jueves, 25 de febrero de 2010

El nuevo dios de los vuelos baratos: Ryanair

No cabe duda que Ryanair es una empresa atípica, que lo mismo despierta grandes odios que inquebrantables adhesiones.

Hace unos meses leía un artículo en la prensa generalista que tachaba de ineptos a los pasajeros que no saben comprar sus vuelos con la aerolínea irlandesa, y al cual ya dí mi opinión contradictoria en su momento.

La semana pasada he leído otro artículo publicado en “elmundo.es” que, en mi opinión, lleva a cabo una radiografía muchísimo más acertada de lo que actualmente es la aerolínea Ryanair.

Algunos de los aspectos contenidos en este artículo ya han sido analizados desde hace meses en los artículos de este blog, así que no hay por qué volver a incidir en ellos, pero sí podemos ver el caso Ryanair desde otro punto de vista que aporte nuevas perspectivas al mismo.

Casi siempre que tengo ocasión de leer algo de esta aerolínea, ya sea en medios periodísticos digitales o en redes sociales como Twitter, es o a favor o en contra, incluso en las puras noticias de los medios que, por su propia naturaleza, deben estar desprovistas de cualquier elemento de opinión, se filtran con frecuencia frases calificativas de las actividades de la aerolínea.

En mi caso he de señalar que nada tengo ni en favor ni en contra de Ryanair, ya que ni me paga por hablar bien de ella, ni sus competidores lo hacen para que la critique.

Sin embargo, lo que sí me causa fascinación es la adhesión de algunos pasajeros hacia la aerolínea, cuando a ésta los derechos y comodidades de aquéllos le traen absolutamente sin cuidado.

Su objetivo es vender vuelos no tan baratos a pasajeros que creen que compran vuelos al más bajo precio posible, todo ello mediante una política publicitaria de mentalización del cliente altamente eficaz, y con la inestimable ayuda de los pasajeros que han accedido a asientos de promoción, éstos sí a precios muy baratos.

Quienes realmente están encantados con esta política de la compañía son sus accionistas, ya que cuando otras empresas del sector están inmersas en abultadas pérdidas, Ryanair ha presentado unos resultados mucho mejores que los de su competencia.

En Twitter, por ejemplo, la sucesión de opiniones en favor y en contra de Ryanair son constantes y se suceden a toda velocidad, como expresión conversacional de los sentimientos de sus clientes.

Como muestra, mientras escribo este post, he observado algunas decenas de tweets, algunos altamente elogiosos que muestran calidad de adeptos como el siguiente:

«@agarvic: Otro ejemplo de parcialidad periodística: ¿Qué línea aérea ha pagado por esta crítica tan chusca a mi querida Ryanair?» (se refiere al artículo de “elmundo.es” que he citado al comienzo).

Los detractores de Ryanair en Twitter muestran una gran agresividad verbal, y abundan los que que contienen groseros insultos hacia la aerolínea, de los cuales, naturalmente, no reproduzco ninguno, ya que rechazo el empleo del insulto para comunicar ideas a los demás.

Así, un usuario de Twitter expresa su opinión en contra en los siguientes términos:

«@markkieve: Puedo pagar por todo tipo de lujos en la vida. Esto incluye el pago extra para evitar volar con Ryanair.»

Pero, el éxito de Ryanair, no es que venda vuelos baratos, que eso también lo hacen otras aerolíneas que no tienen su éxito, sino que a través de sus campañas publicitarias ha conseguido seguidores incondicionales que creen que sus vuelos son los más baratos posibles, y los compran basados en esa creencia, que algunas veces es cierta y otras muchas veces no lo es.

Pero en la fe no hay lugar para el análisis ni la racionalidad, ni estos conceptos tienen peso significativo alguno.

Por eso, cual moderno objeto de culto del siglo XXI, los viajeros amantes de volar por poco dinero pueden confiar ahora en el nuevo dios de los vuelos baratos: Ryanair.

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