La lucha de las aerolíneas por mantener las tarifas de los vuelos a unos precios atractivos al consumidor, sin renunciar a unos ingresos similares a los que percibirían si cobrasen tarifas más caras, continúa su desarrollo y alcanza tanto a aerolíneas tradicionales como a las denominadas de bajo costo.
La mala situación económica de muchas compañías tradicionales, que han atravesado una grave crisis financiera, o que aún están en ella, como le ocurre ahora mismo a Mexicana de Aviación que se encuentra en estos momentos al borde de la bancarrota, han hecho agudizar el ingenio a la mayoría de ellas para salir del abismo de los números rojos que haría peligrar su supervivencia.
Desde luego, las fusiones, la eliminación de costos y estructuras caras, incluidos los costos laborales muy elevados que algunas mantienen, desajustados de la realidad de la industria en la actualidad, las llevarán por el camino del saneamiento y la estabilidad.
Pero, otra importante fuente de ingresos que les permita aumentar sus beneficios corre a cargo de los pasajeros, en forma de gastos extraordinarios que se les cobran por servicios opcionales, presentados de manera que el viajero no sea consciente de que tiene que realizarlos hasta que no ha terminado de efectuar su reserva, o incluso cuando se encuentra en el aeropuerto dispuesto a abordar su vuelo.
En estos momentos los gastos extraordinarios (recargos) componen una amplia colección de conceptos: facturar el equipaje, pagar con tarjeta, obtener la tarjeta de embarque, elegir asiento, embarcar primero y así otros muchos.
El modelo fue ideado por las aerolíneas de bajo costo, pero ya ha sido puesto en práctica también por aerolíneas tradicionales y los pasajeros empiezan a asimilar como normales tales cargos, que muchas veces no saben totalizar claramente.
El sistema del desglose del precio para presentar una tarifa mínima y una batería de recargos en la que tengan que incurrir la mayoría de los pasajeros está apenas empezando a desarrollarse y pienso que aún le queda mucho camino para llegar a su mayor diversificación y generalización.
En un estudio llevado a cabo por IdeaWorks, en colaboración con Amadeus, vemos que las aerolíneas que más ingresos auxiliares obtienen son las estadounidenses.
Así, en primer lugar de la lista aparece United Airlines que ingresa la nada despreciable cifra de 1.527,31 millones de euros por estos conceptos auxiliares, como vender comida, elegir asiento o facturar la maleta, entre otros.
En segundo lugar se encuentra American Airlines que engrosa sus arcas con la cifra de 1.507,75 millones de euros, seguida de Delta Airlines, con 1.117,12 millones.
A cierta distancia de las americanas, la australiana Qantas ingresa por los recargos 782,903 millones de euros, en tanto que la irlandesa Ryanair le sigue a corta distancia con 663,6 millones de euros y easyJet con 608,796 millones de euros.
US Airways y Air Canada cierran la clasificación de las que ingresan más de 500 millones, con 541 y 534 millones de euros respectivamente.
En estos momentos, según el estudio, la aerolínea Allegiant alcanza el 29,2 por ciento de sus ingresos en base a los cargos opcionales, Spirit, que hace unos días empezó a cobrar también por el equipaje de mano, con casi un 24 por ciento y Ryanair, con algo más del 22 por ciento.
Los cargos opcionales, como ya he comentado desde hace tiempo, son una fuente de ingresos a la que ninguna aerolínea, tradicional o de bajo coste, va a renunciar, y ahora sólo nos queda ver hasta donde serán capaces de llegar con el desglose de tarifas.
He oído, o más bien leído, que se estudian cargos por conceptos que dejan por serio y riguroso el previsto por Ryanair de cobrar por ir al baño.
Se lo contaré, pero mientras tanto si se dispone a reservar un vuelo, por favor, lea atentamente la letra pequeña del contrato para que no le suceda como a unos jóvenes músicos que hace unos días tuvieron que pagar a Ryanair más de 1.600 euros para poder llevar sus violines en la cabina del avión.
En el futuro habrá aerolíneas en las que será preferible viajar con las manos en los bolsos… ¡protegiendo la cartera, naturalmente!
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