miércoles, 27 de abril de 2011

Por qué los vuelos low cost no son confortables



Como es sabido, hasta hace no mucho tiempo el pasaje de avión incluía todos los servicios complementarios que se consideraban adecuados para tener un viaje confortable.

Así, la maleta o equipaje que transportase el pasajero iba incluida en la tarifa, e igualmente comidas o refrigerios, según se tratase de vuelos de larga o corta duración.

Eran los vuelos tradicionales de las compañía aéreas que también suelen denominarse con tal calificativo.

Aunque estas compañías siguen existiendo actualmente, y continuarán haciéndolo en el futuro, muchas han incluido ya algunas limitaciones en ciertos aspectos, recortando o haciendo de pago (mediante un recargo adicional) algunos servicios, como transportar una segunda maleta, elegir asientos más espaciosos y otros de similar tenor.

Con ello pretenden mantener los precios de sus tarifas moderadamente bajos para competir mejor, mientras complementan sus ingresos con lo recaudado vía estos servicios auxiliares prestados a pasajeros que están dispuestos a pagar algo más por conseguir una mejor comodidad durante su vuelo.

Las compañías “low cost”, por su parte, se centran en ofrecer el precio más bajo posible en su tarifa, aunque el precio real del vuelo para una gran parte de sus clientes no sea realmente tan barato, ya que lo se publicita es exclusivamente la tarifa, mientras que los recargos por servicios auxiliares se consideran como extras que “algún” pasajero más refinado pudiera querer disfrutar y pagar aparte.

En mi opinión, separar lo que razonablemente pueden ser servicios opcionales, sin los cuales el vuelo puede desarrollarse adecuadamente, de aquellos otros que verdaderamente pueden mejorar la experiencia de volar, pero son prescindibles, no me parece una mala idea.

Ahora bien, en el precio de la tarifa mínima debe ir incluido un trato digno y adecuado del pasajero en el sentido de facilitarle el curso de su vuelo, cosa que ahora no siempre se da por parte de algunas compañías aéreas para forzar de esta manera a que se avenga a cumplir las reglas y condiciones que ha establecido para optimizar sus beneficios.

A pesar de que la orientación hacia el bajo precio siga siendo esencial, el trato inadecuado al pasajero genera gran conflictividad, como lo demuestra el hecho de la elevada cantidad de demandas ante los tribunales que acumulan algunas aerolíneas, y las resoluciones de éstos en contra de las mismas.

Algunas compañías se dan cuenta de que quizá sería más adecuado conocer primero qué tipo de servicios adicionales estarían dispuestos a aceptar y pagar los pasajeros en sus vuelos para que la experiencia les resultase más satisfactoria.

En Europa, una de las compañías que genera mayor debate con sus propuestas es Ryanair, lo que le es de gran utilidad para mantener el foco “noticioso” en sus comunicados y ofertas, e ir conociendo, sin mayor esfuerzo, la opinión que se genera tras las mismas.

Por ejemplo, recientemente emitió un comunicado en su sitio web en el que indicaba que iban a operar algunos vuelos sólo para adultos y que, como se sabe, al coincidir con el “April Fool’s Day”, fue considerado por muchos como una broma propia de ese día.

Desde luego que no hay evidencias de que tal propuesta esté considerándose aplicar seriamente, como muchas de las otras que anteriormente propuso, como pagar por usar los baños o disponer asientos verticales en la cabina para que los pasajeros pudiesen volar “de pie”.

Muchas aerolíneas, sin embargo, sí ofrecen con un cargo adicional algunos asientos con un espacio extra para las piernas, generalmente situado frente a una mampara o en las salidas de emergencia, que además algunos de ellos no pueden ser ocupados por los menores por razones de seguridad, por lo que en realidad son lugares más silenciosos y libres de niños.

De hecho Ryanair, ha dicho la pasada semana que va a ensayar un servicio de reservas de asientos en sus vuelos de Dublín a Málaga y de Dublín a Gatwick a partir del 16 de mayo, con objeto de evaluar la aceptación de tal procedimiento.

El servicio anunciado por la compañía irlandesa tendrá un costo adicional de 10 euros por cada trayecto e incluye la prioridad de embarque, reservando asiento en las dos primeras filas, lo que permite una mayor rapidez en el desembarque, y en las filas 16 y 17 que presentan un mayor espacio y comodidad.

En realidad, muchas de las propuestas que se hacen y que supuestamente tienen ventajas, también pueden presentar inconvenientes, por lo que su comercialización con un precio adicional no resulta tan evidente.

La propuesta de que haya en el avión una sección sólo para adultos de forma que los mismos no sean molestados por los gritos de niños en sus cercanías no siempre puede ser ventajoso, entre otras cosas porque no todos los niños, ni mucho menos, presentan un comportamiento molesto.

Por ejemplo, en una ocasión en que viajaba solo en un vuelo intercontinental, yendo sentado en la parte central de la cabina, tenía en el asiento de adelante un niño encantador que se entretenía haciendo dibujos de colores en un cuaderno, y que de vez en cuando se volvía y me enseñaba para ver si me gustaban.

En cambio, para mi desgracia, a ambos lados tenía a dos personas desconocidas, corpulentas, silenciosas, durmientes de antifaz y que desbordaban la capacidad de su asiento, por lo que tenía que viajar literalmente encajado en el mío, así que con gusto hubiera pagado una cantidad adicional para que el niño de adelante hubiera viajado a mi lado.

Las aerolíneas, sobre todo las de bajo coste, tendrán que incrementar su esfuerzo por proporcionar una mejor experiencia de vuelo a sus clientes, manteniendo sus precios bajos y ofreciendo servicios adicionales que supongan una ventaja evidente y por los que los pasajeros estén dispuestos de buen grado a pagar un dinero extra.

Y los pasajeros también podemos proponer ideas y soluciones para hacer que un vuelo de bajo coste no se convierta en un verdadero quebradero de cabeza que haga que lleguemos al destino con un nivel de estrés más alto de lo normal.

¿Qué servicios complementarios estaría usted dispuesto a pagar cuando vuela en una compañía de bajo costo? ¿Qué cosas odia o teme más cuando se embarca en un vuelo “low cost”?

Estaré encantado de recibir directamente y comentar en próximas entradas sus ideas y sugerencias sobre cual sería la forma más cómoda y agradable de viajar teniendo en cuenta las limitaciones propias del bajo coste.

Las compañías hace tiempo que tienen sus maquinarias trabajando para ofrecer menores precios (o que los clientes así lo crean), mayor comodidad de sus pasajeros (o que al menos así lo perciban) y mayores ingresos (éstos sí reales).

Pero parece que la solución no es fácil y algunos caminos de abusos y excesos en los que ciertas compañías pueden haber incurrido han hecho que estos vuelos se consideren poco confortables, no sólo desde el punto de vista de la comodidad física sino también en relación con el trato percibido por el pasajero.

Como siempre ocurre en estos casos, la clave está en saber ofrecer buena calidad a bajo precio: todo un reto para el que no siempre se está preparado.

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