jueves, 5 de noviembre de 2009

Comprar vuelos baratos: cada vez más difícil




A pesar de la capacidad de los consumidores para encontrar las mejores ofertas, el sistema de publicación de precios, la publicidad engañosa en algunos casos, y los constantes cambios, impiden que el consumidor pueda hacer una buena compra.

No se corresponde con la realidad la afirmación muy frecuente que nos dice que la generalización de Internet permite a los usuarios encontrar un vuelo barato a unos clics de ratón.

Esta frase la leemos con frecuencia en artículos periodísticos de los diferentes medios de comunicación.

Ayer mismo leíamos en un artículo que el uso de los buscadores de vuelos hace que el usuario pueda ahorrar mucho dinero al reservar sus vuelos online.

Es verdad que muchos usuarios compran sus vuelos aplicando los resultados que los buscadores les ofrecen y quedan satisfechos en la creencia de haber realizado una buena compra.

Es un convencimiento personal, pues se puede elegir entre varios precios, aerolíneas y combinaciones diversas, así que cuando finalmente se hace la compra uno puede pensar que ha seleccionado el mejor precio y quedar satisfecho con la elección.

Esto no significa en absoluto que haya comprado un vuelo barato: puede que la persona que finalmente se sentará a su lado en el avión haya adquirido su billete a la mitad de precio de lo que él ha pagado.

¿Es esto posible? No sólo es posible sino que sucede con frecuencia.

En este momento cada asiento de un vuelo determinado tiene un precio diferente, y dentro de tres horas, por ejemplo, muchos de los asientos de este vuelo habrán cambiado de precio.

Ni qué decir tiene que un vuelo de la misma ruta con una aerolínea diferente tendrá los precios de los asientos también diferentes, y asimismo variarán con mayor o menor frecuencia en el transcurso del tiempo.

Y, por supuesto, si en lugar de viajar un día determinado se viaja al siguiente los precios serán totalmente distintos.

Pero aún hay más: el desglose de tarifas que ahora practican las aerolíneas low cost y algunas tradicionales dificulta mucho conocer el precio real del vuelo, al no saber cuántos recargos se deberán abonar, pues un vuelo de bajo coste puede resultarnos más caro por muchos motivos, como, por ejemplo, si la aerolínea nos deja en un aeropuerto secundario y tenemos que pagar un transporte adicional para llegar a nuestro destino.

Supongamos que usted viaja de Madrid a París. Si lo hace con la compañía A, pagará, por ejemplo, 330 euros.

En cambio, si la hace con la B pagará 210 euros. Y si lo hace con la C, sólo 79 euros más varios recargos, que en el momento de la compra debería tener claros para ver si finalmente el vuelo será más caro o no que viajando con las aerolíneas A o B, cosa que a veces sucede.

Además, si en lugar de comprar ahora mismo, compra mañana, todos los nuevos precios pueden ser diferentes, y si lo hace dentro de una semana la mayoría de ellos también habrán cambiado.

Por supuesto que este problema no se resuelve yendo a la agencia de viajes de la esquina a preguntar al empleado por el mejor precio para su vuelo.

Seguramente así también adquirirá un vuelo a precio normal o caro.

Entonces, ¿es que no sabemos comprar vuelos baratos?

La realidad es que, aunque sepamos, no todo el mundo podrá comprar vuelos baratos.

Para que algunos puedan comprar vuelos baratos otros muchos deberán comprar vuelos a precios normales (preferiblemente creyendo que compran a precios baratos) y algunos también tendrán que comprar su vuelo a precio caro (preferiblemente creyendo que compran a precio normal).

Es obvio que no todo el mundo podrá comprar a precios baratos, pues si así fuera la operación no sería rentable para el transportista, por lo que éste ya se preocupa de manejar el precio para que esto no ocurra, por lo que habrá momentos (días o semanas) en que el precio será normal e incluso caro.

Durante esos períodos la gente también compra, y como lo que ve en esas ventanas temporales es el precio normal y los metabuscadores no ofrecen precios más bajos, quienes compren en esos momentos lo harán pensando que han realizado una buena compra.

Estos consumidores menos advertidos sufragarán parte del precio de los compradores de vuelos baratos, que comprarán en los momentos en que la aerolínea baje el precio temporalmente para hacer frente a la competencia (que puede acabar de bajar el precio y estar restándole clientes), para mejorar la ocupación cuando se vea que es difícil hacerlo con compradores a precio normal o caro, o por otras muchas razones estratégicas.

Como la ventana de ofertas a precios reducidos está muy limitada en el tiempo, por ejemplo, una hora al dia, determinados días, etc., sólo los compradores que sepan realmente cuál es un buen precio para su vuelo y estén muy atentos a su evolución podrán aprovechar las compras a precios verdaderamente baratos, junto, quizá, con algún comprador que casualmente fue a comprar durante el tiempo de ofertas activo.

Hay que pensar además que comprar vuelos baratos exige mucho más tiempo y dedicación que hacerlo a precio normal, por lo que a menos tiempo dedicado más posibilidades de que la compra sea hecha a precio normal o caro.

Como decíamos antes, si usted va a la agencia de la esquina, pregunta por su vuelo y lo compra en ese momento, estará comprando probablemente un vuelo a precio caro o normal.

Si usted utiliza un metabuscador de los que abundan en internet, compara precios, selecciona su vuelo y lo compra en el sitio más barato, estará comprando un vuelo muy probablemente a precio normal o caro.

Si usted utiliza un analizador de precios de vuelos para conocer la evolución del precio con tres o cuatro meses de anticipación, aprende lo que puede ser un buen precio para su vuelo, sigue las alertas de bajadas del precio, revisa las opciones con frecuencia, sabe cuándo debe consultar el precio con más frecuencia y compra en el momento que cree que es el más adecuado, entonces estará comprando con muchas probabilidades un vuelo verdaderamente barato.

En este caso, usted será una de esas personas que sí sabe comprar vuelos baratos.

Es cierto que habrá empleado mucho más tiempo y esfuerzo que otros compradores, pero a cambio podrá estar razonablemente seguro de que la persona que se siente a su lado en el avión probablemente habrá pagado más por su billete que usted.

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