Las aerolíneas de todo el mundo han cancelado este viernes numerosos vuelos a los aeropuertos de la capital japonesa, después de que éstos tuvieran que ser cerrados tras producirse un terremoto de 8.9 grados en la escala Ritcher y el posterior tsunami, que ha devastado varias zonas del país.
El aeropuerto internacional de Narita suspendió sus actividades con objeto de revisar posibles daños ocasionados por el terremoto, en tanto que el aeropuerto de Haneda, situado cerca de Tokio, también tuvo que paralizar sus operaciones.
Imágenes de televisión mostraron como el aeropuerto de Sendai era devastado por los efectos del tsunami que sobrevino después del seísmo.
Los responsables del aeropuerto de Heathrow han pedido a los viajeros que tengan previsto volar este fin de semana a Japón que confirmen el estado de su vuelo con su línea aérea antes de acudir al aeropuerto.
American Airlines, Delta Airlines y United Continental tuvieron que cancelar docenas de vuelos entre diversas ciudades de Estados Unidos y la capital japonesa, después de que el terremoto afectase a sus dos aeropuertos más importantes.
También las aerolíneas niponas Japan Airlines (JAL) y All Nippon Airways (ANA) se vieron obligadas a cancelar de forma temporal los vuelos desde los aeropuertos de la capital del país.
Iberia tuvo que cancelar los vuelos previstos para este viernes a la capital japonesa, que efectúa en código compartido con British Airways vía el aeropuerto londinense de Heathrow.
Por otra parte, los pasajeros afectados por la cancelación de vuelos debido al terremoto pueden solicitar la devolución del importe total del vuelo o vuelos contratados, tanto si ya habían iniciado el viaje y esperaban la conexión correspondiente en un determinado aeropuerto, como si aún no habían comenzado el mismo, ha informado Facua-Consumidores en Acción en un comunicado.
La organización, destaca que si el pasajero ya había llegado a un aeropuerto de la Unión Europea para tomar un vuelo en conexión, o viaja con una aerolínea domiciliada en la UE, ésta tiene que prestarle la ayuda debida, suministrándole, si fuera necesario, comida, bebidas y alojamiento, así como devolverle a la ciudad origen de su viaje en caso de que el mismo no pueda proseguir.
Al tratarse de un caso de cancelaciones por fuerza mayor no es exigible el abono por parte del pasajero de las compensaciones que fija la normativa comunitaria, y que oscilan entre los 125 y los 600 euros, señaló la organización de consumidores.
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