De este modo, los paros se producirán el día 14 y del 17 al 21 de diciembre, ambos inclusive, para protestar por el riesgo, que consideran real, de desmantelamiento de Iberia a través del plan de reestructuración que ha presentado la aerolínea con objeto de poder salir de la situación actual de pérdidas en la que se encuentra sumida la compañía.
El plan prevé el despido de unos 4.500 trabajadores de tierra y de vuelo, el abandono temporal de rutas no rentables en el actual contexto de escasa demanda, además de una reducción de salarios de entre el 25 y el 35 por ciento de media, una disminución de su flota en 25 aviones y un descenso de la oferta comercial de la compañía, entre otras medidas.
Los sindicatos que han anunciado los paros consideran que no pueden ser “cómplices de un plan que quiere destruir Iberia” dejándola relegada a una compañía residual dentro del sector aéreo mundial, y donde las perspectivas de crecimiento a medio y largo plazo de la aerolínea española serían nulas.
Debido a estas consideraciones, los sindicatos han emplazado a la empresa a reconsiderar su posición y presentar un plan donde las medidas de ajuste ofrezcan un crecimiento y recuperación de la actividad productiva de la compañía por medio de la inversión y un proyecto realista de viabilidad.
Según los portavoces sindicales, se descarta que se produzcan nuevos paros en el mes de diciembre además de los señalados, pues no desean perjudicar a los pasajeros en esta fechas tan significativas.
El sindicato de pilotos SEPLA apoya la movilización, aunque no puede sumarse a la misma debido a que está pendiente del nuevo laudo arbitral que debe dictarse, tras ser anulado el anterior por contener defectos de forma.
Por su parte, la compañía cree que solo mediante el diálogo y las negociaciones pueden resolverse los problemas que afectan a Iberia para situarla de nuevo en el sendero de la viabilidad y el crecimiento.
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