También destacó que están trabajando en cooperación con sus clientes, los reguladores y otras agencias que se encuentran investigando los incidentes ocurridos recientemente en estas aeronaves y que han determinado la suspensión de vuelos con las mismas.
“La seguridad de los pasajeros y de los miembros de la tripulación que vuelan a bordo de los aviones de Boeing es nuestra más alta prioridad”, aseguró el fabricante en una nota de prensa.
Boeing dijo que para garantizar la integridad de este proceso y de acuerdo a los protocolos internacionales que rigen las investigaciones relativas a la seguridad, no puede hacer comentarios directamente sobre las indagaciones en curso.
La compañía dijo que estaba ansiosa de ver el resultado de la labor de los investigadores que establezca la causa de los problemas que afectan a las baterías y la solución propuesta al respecto.
Finalmente, explica que lamenta profundamente el impacto que los pasados incidentes ha tenido sobre los vuelos programados que han afectado a sus clientes y a los pasajeros.
De momento los investigadores siguen trabajando para analizar detalladamente los componentes de la batería que resultaron carbonizados, con objeto de obtener información sobre el origen del fallo que produjo el incendio.
Según se ha informado, el nuevo y más avanzado avión del constructor estadounidense, incluye sistemas de seguridad que controlan la temperatura y condiciones de trabajo de las baterías para evitar el calentamiento de las mismas que pueda derivar en un incendio.
Sin embargo, se desconoce la fecha en que el 787 podrá volver a volar ya que, al parecer, los avances para determinar la raíz de este problema no han sido aún significativos y su solución podría alargarse durante semanas.
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